jueves, 31 de mayo de 2012

Goya aguarda entre bastidores en el Bellas Artes de Bilbao


DEIA ha realizado un recorrido por el almacén del Museo de Bellas Artes de Bilbao donde permanecen los 224 grabados del pintor aragonés que se expondrán en la Sala BBK a partir del próximo día 11

 Se encienden las luces. En los almacenes del Bellas Artes de Bilbao reposan obras de Arteta, Txomin Badiola, Francis Bacon, Vázquez Díaz, Soler... Colocadas en hilera, las 1.449 pinturas y las 368 esculturas descansan durante semanas, algunas durante años hasta que son expuestas en las galerías de la pinacoteca bilbaina.

 El Bellas Artes cuenta además con una contundente colección de 5.900 obras sobre papel que deben permanecer en los almacenes sin poder exponerse, salvo en contadas ocasiones, debido a que el soporte en el que están realizadas es extremadamente sensible a la luz y a las variaciones ambientales de humedad y temperatura. La mayoría de ellas permanecen guardadas sin que les dé la luz y sin que la presencia del público pueda perjudicarlas. "Tan solo salen cuando hay algunas exposiciones temporales, pero luego tienen que regresar al almacén para que no se deterioren", explica José Luis Merino Gorospe, jefe del Departamento de Conservación y Restauración de la pinacoteca.

 Este es el caso de las 224 estampas de Goya, que aguardan entre bastidores antes de ocupar a partir del día 11 su lugar en la Sala BBK, y en las que se plasma el talento del genio aragonés y el punto de inflexión que supuso su obra dentro de la historia del grabado.

 Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, Francia, 1828) llevó a cabo cuatro grandes series de grabados: los Caprichos (80), con intenciones satíricas (la estampa número 43 es la titulada El sueño de la razón produce monstruos, donde emerge su mundo de pesadilla); Los desastres de la guerra (80), que ofrece una terrible visión del mundo, presidido por la violencia y la muerte; La tauromaquia (40), sobre el mundo de los toros; y Los Disparates (18), una visión siniestra y tenebrosa del mundo.

 La exposición se realiza en una contextualización del Goya grabador con otros grabados que conforman la colección del museo, que van desde los orígenes hasta la actualidad. "En este recorrido se encuentran también algunas obras en las que se aprecia cómo la influencia de Goya ha trascendido a la actualidad, por ejemplo, en el caso de Mari Puri Herrero o Antonio Saura", explica Javier Novo González, jefe del Departamento de Colecciones de la pinacoteca, que ha comisariado la exposición.

 Crítico mordaz
 Goya
no se limitó a hacer una pintura naturalista, fotografiando la realidad, sino que fue un cronista crítico con la época que le tocó vivir. Esta mirada mordaz se mostró abiertamente en sus grabados. A través de su obra gráfica, y de algunos de sus óleos, se pueden ir desgranando las ideas sociales, políticas y religiosas del pintor de Fuendetodos, pero lo que es más importante en opinión de Javier Novo, es que algunas series son totalmente atemporales. Podrían incluso ilustrar algunas crónicas actuales".

 El visitante a este exposición se va a topar con 80 grabados de la serie Caprichos, que coincidió con la grave enfermedad que contrajo el artista a comienzos de los años 90 y cuya secuela le marcaría de por vida: la sordera. Se trata de una parte esencial de su obra y de la primera colección de estampas realizada por él con el fin de ser vendida como una serie. Constituyen una crítica, en ocasiones abiertamente mordaz, sobre diversos aspectos políticos, religiosos y sociales de la época. Empezaron a gestarse en torno a 1792 y se ultimaron en 1799.
 Las estampas fueron puestas a la venta en la Gaceta de Madrid del 6 de febrero como Colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al aguafuerte por don Francisco de Goya. En un extenso texto, el autor justificó su trabajo afirmando que la pintura puede ser también un vehículo para censurar "los errores y los vicios humanos". Al final del texto se indicaba: "Se venden en la calle del Desengaño, número 1, tienda de perfumes y licores, pagando por cada colección de 80 estampas 320 reales de vellón". La carga crítica de Los Caprichos alertó a la Inquisición y ante el temor a represalias se retiraron de la venta.

 Los Desastres de la Guerra comenzaron a ser pasados a planchas hacia 1810, en plena invasión de las tropas napoleónicas. La vívida impresión de los horrores de la guerra y de las atroces consecuencias de lo peor del espíritu humano quedarán para siempre plasmadas en estas obras atemporales en las que Goya testimonió universalmente la barbarie y la sinrazón y mostró los excesos y abusos que se producen durante la guerra, en la que no hay ni vencedores ni vencidos.

 Los disparates es la serie de estampas de más difícil interpretación de las que realizó el pintor aragonés. En ella destacan las visiones oníricas, la presencia de la violencia y el sexo y la crítica del poder establecido. Pero más allá de estas connotaciones, ofrecen un mundo imaginativo rico relacionado con la noche, el carnaval, y lo grotesco que constituyen un enigma tanto estampa por estampa como en su conjunto.

 La serie completa adquirida por el museo en 2008 pertenece a la primera edición estampada para la Academia, que es la de mayor calidad. Su edición es póstuma y por ello quedaron sin determinar los títulos, la cronología, la ordenación y su significado.

 Entre el drama de Los Desastres y el misterio de Los Disparates se sitúa La Tauromaquia, grabada entre 1814 y 1816 como un remanso de emoción ante la fiesta de los toros, sus lances, suertes y episodios, a la que Goya era tan aficionado. Goya optó por el grabado al aguatinta con la finalidad de obtener efectos de fondos sombríos, de un negro o gris uniforme.

 Genialidad
 "En estas estampas se dejan traslucir la genialidad de Goya. Tuvo un gran dominio técnico, ensayó todo tipo de técnicas, combinando el aguafuerte para trazar el dibujo de la composición, la aguatinta, a veces bruñida, para crear efectos de luz y volumen, y el buril y la punta seca para los retoque, lo que le permitió desplegar una creatividad hasta entonces inusitada dentro de la obra gráfica. Por ejemplo, en los Caprichos desarrolla ampliamente la técnica de aguatinta, que fue inventada en el siglo XVIII por los grabadores que perseguían de alguna manera imitar los efectos de la acuarela y de las aguadas. Una técnica que es de las más difíciles porque resulta terriblemente complicada de controlar. Francisco de Goya realizó una serie de combinaciones técnicas en diferentes grabados para conseguir un efecto final que realmente es magnífico. También es destacable el tratamiento de la luz, del claroscuro, un tratamiento absolutamente avanzado, que utilizó, por ejemplo, en uno de los grabados más interesantes, El sueño de la razón produce monstruos", explica José Luis Merino.

 Según Merino, "este extraordinario conjunto de imágenes, cuya originalidad despertó el interés de muchos artistas de las vanguardias, podrá valorarse aún más al contraponerse con otras estampas de artistas anteriores, coetáneos y posteriores que también forman parte de la colección del museo".

 Los grabados están muy bien conservados porque durante décadas apenas han estado expuestos a la luz. Una vez que finalice la exposición, el próximo 23 de septiembre, regresarán al almacén de la pinacoteca, donde permanecerán descansando, en la oscuridad, esperando que les llegue la ocasión y que puedan ser disfrutados otra vez por el público.

 Autora: Maite Redondo
 Fuente: http://www.deia.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...